miércoles, 13 de enero de 2010

REINTERPRETANDO EL MUNDO

Hace sólo unas horas que he acabado de leer un libro que me regaló mi hermana Marta (la mejor Marta del mundo) el pasado fin de semana. El libro en cuestión es "El mundo amarillo" de Albert Espinosa.

Espinosa explica, invitándonos a entrar en su mundo de fantasía y realidad (todo a la vez), cómo su lucha, durante ni más ni menos que diez años, contra el cáncer le ayudó a reinterpretar su realidad más cercana y cotidiana.

Después de leer sus casi doscientas páginas la única duda que me asalta es si fue su lucha contra el cáncer la que le hizo ver la vida como la ve o, sencillamente, el tío ya venía así de serie. Lo que quiero decir es que si bien es verdad que el autor ha aprendido mucho de su experiencia, también me da la impresión de que su optimismo, coraje y sentido del humor ya formaban parte de su mochila vivencial.

El mundo amarillo es muy fácil de leer y se hace realmente ameno por la naturalidad que Albert Espinosa habla de temas tan tabús y apartados de las conversaciones cotidianas como el cáncer o, sobretodo, la muerte. Si uno siente alguna aversión, como es mi caso, a los libros de autoayuda, puede sentir cierto rechazo en las primeras páginas, temiendo una retahíla de consejos y máximas sin demasiada conexión pero, si no se desespera y se es capaz de tomar conciencia de que al tío que escribe le falta una pierna y un pulmón, es bastante probable que nos demos cuenta de que nos comportamos como auténticos gilipollas en demasiadas ocasiones. Y, seguramente, lo mejor de todo, tomas conciencia de que las putadas de la vida se pueden interpretar de muchas maneras y que, puestos a hacerlo, mejor jugar en nuestro favor y no hacernos la zancadilla a nosotros mismos.

Sí, sí, lo sé. Es duro leerme en plan espiritual pero es que es la puta verdad. Me acojona la capacidad que tenemos de regocijarnos en nuestra propia mierda. Y lo peor de todo, siempre, siempre igual, sin darnos ni puta cuenta de cómo nos damos por culo a nosotros mismos. De verdad, el jodido problema es la falta de conciencia acerca de nosotros mismos y, en consecuencia, de los demás. Es curioso que no seamos capaces de ver cómo la cagamos muchas veces. Creo que lo que subyace a la falta de conciencia es el miedo, el miedo a afrontar verdades dolorosas, el miedo a perder lo que creemos que tenemos, cosas o sentimientos que, en realidad, nos poseen a nosotros. Puto miedo a experimentar. Puto miedo a ser nosotros mismos, a afrontar que puede que me rechacen si soy como me siento a gusto. Es el puto miedo. Y, claro está, para no dañar nuestro ego, para no responsabilizarnos de nuestras limitaciones y de nuestra cobardía nos montamos la película, nos creemos cosas que nos ayudan a no mirar adentro. Nos creemos nuestras falsas verdades y entonces aparecen los puntos ciegos, los mecanismos de defensa, los argumentos que nuestra mente crea para darle la vuelta a la tortilla de la realidad. Hay que joderse, la tortilla de la realidad, con lo pinochón que me ponen las tortillas.

Lo que manda huevos es que hayan pasado la tira de años desde que el hijo puta de Sócrates soltara lo de "Conócete a ti mismo" y que como seres pensantes y, más importante aún, como seres amantes, no hayamos tenido la capacidad de mejorar en nuestra capacidad introspectiva y conectar con el auténtico ser. Lo sé, algunos pensaréis que estoy algo enfermo, otros, que estoy bastante jodido y, los demás, que ya he llegado al puto punto de no retorno de la locura pero lo que me pasa, además de no dormir siesta, es que mi propio miedo, mi propia cobardía, hace que me dé cuenta del miedo que siente el que tengo a mi lado. Será empatía, será verse reflejado en los demás. No lo sé, pero leer la experiencia de un tío como Espinosa hace que entienda que el miedo de poco sirve en la mayoría de los casos. Leyendo a tíos como Albert me doy cuenta de que el miedo, casi siempre, aparece cuando interpreto mi entorno como una amenaza. Y eso, la interpretación de mi mundo, tiene que ver conmigo, con lo que yo pongo de mí en esa visión del mundo.

Como le hubiera comentado a uno de mis "amarillos", al que conocí en mi maravilloso viaje a China: Patapam!!

2 comentarios:

maf dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
maf dijo...

Te dije que Espinosa, es un crack! ;)
Aprendí mucho de ese libro, y de como el tío exprime sus 4'7 vidas.
Tengo que mirar al mundo sin miedo (de ser yo misma, de dar lo mejor de mí misma, de disfrutar de mí misma... y de todos los demás).
¡Grande Grande Espinosa!
Y, ¡GRANDE GRANDE TÚ!

Te quiero. :)

P.D: Si es verdad que soy "la mejor Marta del mundo" es, sin duda y en gran parte, gracias a ti. Joder tío, es que te quiero un huevo!! Bueno, no. Más bien una docena... ¡por lo menos!