miércoles, 2 de abril de 2008

EL KAISER VERDE

Miraba al frente. Una gota de sudor resbalaba por su cuero cabelludo. En el colegio le apodaban Gravesen pero, en el fondo, sabíamos que su verdadero nombre era Franz.

Franz no pretendía marcar cuatro goles en cada partido. Sabía que no era su fuerte. Aún así, era capaz de emocionar al resto del equipo cada vez que corría hacia la portería contraria lleno de ilusión y sin un ápice de oxígeno corriendo por sus arterias cerebrales. Franz llegaba al remate con la mirada perdida, a pesar de preparse para afrontar duras marathones, el deporte que amaba le exigía un esfuerzo anaérobico que lo llevaba al límite.

Siempre recordaré aquel partido del año 2008. El equipo había perdido frescura. Las crisis internas y las directrices del nuevo entrenador, el señor Pedro Cabezas, habían degenerado en un ámbiente un tanto hóstil, inadecuado para desplegar el juego técnico de aluno de los jugadores. Estábamos en el vestuario. El mister trataba de darnos instrucciones para hacer frente al líder. Visitábamos el pabellón del mejor equipo de la categoría y la cosa pintaba verdaderamente mal. Até mis zapatillas y después de volver a tragar restos del whisky de la noche anterior, levanté mi cabeza. Allí estaba Franz. Sonreía. Simplemente, sonreía. En aquel preciso instante me percaté de que el partido sería diferente a lo que más de uno esperaba.

En el minuto quince de la primera parte Franz había hecho enmudecer a la afición rival. Dos goles percutiendo entre los defensores del equipo rival y un pase milimétrico, ante el cual sólo tuve que acomodar la posición de mi cuerpo para convertir en gol, habían decidido la cuestión. La afición rival se quejó del árbitro, el equipo de casa nos acusó de especuladores y el mister creyó que su táctica había funcionado. Yo sabía que habíamos ganado gracias a Franz. Y no por sus goles, ni por sus asistencias, sino por su sonrisa.

Franz, que sepas que es un placer jugar a tu lado.

2 comentarios:

Manué dijo...

Gracias Navarrete

Para mi también es un placer compartir un par de horas de mi vida pegando unos cuantos pellejazos al balón contigo.

Veo que me has hecho caso y has decidido copiar todo lo que escribes en el foro del Muntaner aquí, en tu blog. Creo que es un acierto, como ya te dije, no deja de ser tuyo,y creo que un blog está para que aparezca todo aquello que a uno le apetece expresar, sea sobre lo que sea. Además, si es como tú lo expresas, mejor que mejor; la verdad es que me encanta como escribes, eres fácil de leer, entretenido desde el principio y lo estructuras todo de forma que engancha desde el primer momento (aunque claro, la temática también influye, si el tema es compartido, se disfruta más). Aquí, en mi casa, ya somos dos los que te seguimos y nos reímos un rato con lo que escribes; no paras, sigue, sigue... no dejes de escribir.

JAVIER dijo...

Gracias tío,

tus palabras me animan de verdad. Me alegra que os guste lo que escribo y me alegra especialmente que te guste a ti. Ya te dije cuando estrenaste tu blog que tu manera de ver el mundo y tu sensibilidad ante lo que te rodea sería una aportación a tener en cuenta.

Un abrazo. A ti, a Isa y a Ismael. Qué fuerte compañero: eres padre!